“La educadora… aprende desde el primer día, desde hoy mismo, que la educación comienza con la vida, y que la niñez es el periodo formativo en la existencia del hombre, el más sensible a las influencias que le rodean, aquel en que el carácter empieza a formarse, para siempre, en la misteriosa penumbra del alma del niñito de hoy, el hombre de mañana.”
(Von Glümer, 1963)